Durante el ejercicio profesional es raro no haberse encontrado nunca en una situación merecedora de queja o al menos planteamiento ante el Colegio. Hay muchas cuestiones que nos gustaría fueran abordadas, a veces quejas del funcionamiento de determinados servicios, falta de respuesta a alguna de nuestras demandas, en definitiva nos gustaría sentir que nuestra voz es escuchada en el Colegio, que alguien canaliza y respalda nuestras peticiones, incluso resuelve nuestras dudas y nos representa ante la Junta.
Esta figura es el Defensor del Abogado, que ya funciona en otros colegios, así el Colegio de Abogados de Barcelona la describe (traducido): “Este cargo tiene la finalidad de resolver todas aquellas quejas que los colegiados formulen en relación con el anormal funcionamiento de los servicios colegiales. Sus funciones son de carácter únicamente administrativo. El cargo ha de estar ocupado por una persona colegiada de reconocido prestigio y más de 25 años de ejercicio. Será elegido por un mandato de 4 años renovable. EL CARGO NO SERA RETRIBUIDO. El defensor habrá de elevar un informe o memoria anual a la Junta de Gobierno sobre sus actividades y actuaciones, del cual se dará parte a la Asamblea General.”
Este es solo un modelo, que puede servir de ejemplo, aunque sus funciones puedan ampliarse a recibir y canalizar otro tipo de quejas o peticiones. Se trata de un servicio gratuito, sin coste alguno para el Colegio, y que forma parte de una política de acercamiento al colegiado, de escucha y de respaldo en definitiva de otra forma, de nuestra forma, de ver el Colegio.
El resto de las candidaturas no solo no quieren saber nada de esto, sino que algunos se oponen frontalmente a cualquier cosa que temen pueda restar protagonismo al Decano, ni siquiera contemplan la posibilidad de que sea la propia actuación del Decano, de la Junta de Gobierno o de alguna de sus “comisiones” lo que constituya el objeto de la queja, o de lugar a la necesidad de amparo del colegiado.
Raquel González Suárez
Falso, o al menos equivocado, lo que destacas en negrita compañera. Nuestra candidatura sí afronta el problema que expones, a través del Servicio de Atención al Colegiado, más amplio en su sentido que la figura del Defensor. Por otra parte esta figura (el Defensor del Colegiado)requiere para su implantación una modificación de los Estatutos, porque si no será la propia Junta de Gobierno quien lo designe a dedo lo que se contradice con vuestro propio planteamiento, o es que ni siquiera lo habéis pensado. Por otra parte, ¿para qué un Defensor del Colegiado asumiendo semejante tarea? ¿es que no va a defender el propio Decano a sus Colegiados?
ResponderEliminarEn relación al comentario anterior la figura del Defensor del Colegiado está ya presente en numerosos Colegios, y será respuesta a una demanda presente en nuestro colectivo, que ya conoce el funcionamiento de las demás figuras existentes en el Colegio y no obstante no encuentra en muchas ocasiones respuesta a sus problemas.
ResponderEliminarPor lo que se refiere a la reforma de los Estatutos no es solo este asunto el que la hace necesaria, pues son muchas las lagunas de que adolecen, siendo de extrañar que solo esta Candidatura se percate de ello.